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Cuatro días después de la explosión nuclear que provocó la muerte de al menos siete personas en una remota base del Ártico ruso, las autoridades rusas reconocieron ayer que el accidente estuvo relacionado con pruebas de "nuevas armas". Ya el sábado, después de dos días de silencio, Rusia admitió que la explosión ocurrida en una de sus bases de lanzamiento de misiles afectó a un proyectil de propulsión nuclear.
Los niveles de radiactividad se han disparado en la ciudad rusa de Severodvinsk tras la misteriosa explosión ocurrida el pasado jueves en un centro de pruebas de misiles nucleares que dejó un saldo cinco muertos.
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Mientras que fuentes oficiales hablan de aumentos de entre 4 y 16 veces, la organización Greenpeace afirma que se registran cifras 20 veces superiores a las normales en Severodvinsk, ciudad de 190.000 habitantes a unos 30 kilómetros de la base.
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